Durante la ceremonia de presentación del Informe Anual 2024 del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) en la Región de Magallanes, una intervención fuera del programa oficial desconcertó a los asistentes y expuso una dolorosa realidad que, hasta ese momento, no había sido visibilizada públicamente.
Si bien la jornada transcurrió en un marco formal, con exposiciones claras y presentaciones bien valoradas, lo que más llamó la atención fue la valiente intervención de la joven, Karen Barría, representante de la agrupación «Sueños de Libertad», quien leyó una carta abierta denunciando un caso de grave vulneración de derechos al interior del Centro de Cumplimiento Penitenciario de Punta Arenas.
El caso de Juan Aravena: una denuncia que revela omisión y negligencia
Según la carta leída durante la actividad, el interno Juan Aravena, privado de libertad sin red de apoyo familiar en la región, comenzó a presentar graves complicaciones de salud que, a juicio de la agrupación, no fueron atendidas con la debida prontitud.
Desde el 24 de marzo, la agrupación tomó conocimiento de su estado, gracias a la abogada penitenciaria Priscilla Vásquez, e intentó actuar como red de apoyo frente a la falta de respuesta institucional. A pesar de los intentos por gestionar una visita con fines humanitarios, como entregar útiles de aseo o verificar su estado, Gendarmería no autorizó el encuentro.
La situación se agravó cuando supieron que el interno había estado solicitando atención médica por más de dos meses, y que incluso otros internos advirtieron la urgencia de su estado a funcionarios penitenciarios, sin obtener respuesta. Uno de los relatos más crudos de la carta denuncia que un gendarme habría dicho: «Que se muera el viejo cu…», frase que fue reportada directamente al alcaide del penal, José Ilufi.
Reacciones de autoridades y respuesta institucional
La agrupación también relató haber comunicado informalmente el caso a la Seremi de Justicia, Michelle Peutat, y posteriormente al nuevo Director Regional de Gendarmería, Rodrigo Campusano. A pesar de los esfuerzos, el estado de salud de Juan Aravena empeoró y, tras una serie de complicaciones, finalmente le fue amputada una pierna el 28 de abril.
A lo largo del proceso, la organización buscó apoyo del INDH y dejó constancia reiteradamente de los hechos. Sin embargo, según indicaron en su intervención, las respuestas fueron tardías y no se logró evitar el desenlace.
Una intervención que incomodó pero abrió un necesario debate
La participación de la joven en la ceremonia del INDH generó cierta incomodidad entre las autoridades presentes que se miraban unos a otros sin entender bien lo sucedido. Sin embargo, su intervención permitió que por unos minutos se pusiera en el centro de la discusión el rol del Estado y sus instituciones frente a la dignidad de las personas privadas de libertad.
En sus palabras finales, la vocera de Sueños de Libertad expresó:
“Agotamos todas las instancias con las autoridades. Lo inhumano es ser testigo y no involucrarse en el dolor del otro. Convocamos a no olvidar a nadie, a no permitir vejaciones en nuestra comunidad. Requerimos menos burocracia y más humanidad.”
La carta terminó con una fuerte crítica al sistema penitenciario y una reflexión sobre la exclusión social que afecta a quienes están tras las rejas, recordando que “nadie está libre de la cárcel, excepto los grandes delincuentes de este país”.